Cartas de 1855/56 en respuesta a críticas en la Revista Católica
[Discusión instalada en el N°418 de la Revista Católica, continuada en El Mercurio del 21 de Diciembre de 1855, luego en la Revista Católica N°424 del 2 de febrero de 1856, en El Ferrocarril N°53 del 22 de febrero de 1856, y finalmente en la Revista Católica N°428 del primero de marzo de 1856.]
1. El Mercurio, 21/12/1855
[...] Estos [motetes], como igualmente todo lo que se ha exhibido en la fiesta el 8 (a escepcion del Te Deum) ha sido esclusivamente trabajo del director de la Capilla, en cuyas obras no se encuentra una sola frase sustraida de alguna ópera; y en prueba de esta verdad, reclamo, no el testimonio del redactor del artículo, cuya falta de conocimiento en su juicio, sino el de mis colegas, cuya continua asistencia al teatro lírico los autoriza para estas calificaciones mejor que el que, como yo, asiste mui rara vez.
Lejos estoi de creer que una intencion siniestra y dañosa haya dictaminado mi conducta en la administracion del honroso empleo que con escrupulosidad sirvo; y, a decir verdad, el piadoso redactor como otros muchos, cuando oyen algun canto que saliendo de cierta rutina lisonjea de algun modo el sentido, levantan el grito diciendo ser estracciones de cantos profanos, lo que no es otra cosa que el estilo contemporáneo. Estas reclamaciones han sido desde tiempo inmemorial el tema de los que , careciendo de un fundado criterio, juzgan solamente por mera inferencia. ¡Cuál es el tipo normal de estos cantos? ¿A quién le ha revelado el Espíritu Santo serle agradable a las insipideces? Es verdad que siendo la música el idioma de todos los afectados del corazon humano, y aun de todo ser viviente, ella, en su vasta y encantadora elocuencia, sabe, semejante a la oratorio, manifestar y conmover con la afluencia de sus regulados sonidos, tanto el afecto de alegría, como el de tristeza, el de ira y el devoto, etc. Mas en este último, encaminándose por las mismas vias demarcadas por la Santa Iglesia; que en toda su liturjia aplica diversas melodías en Salmos, Antífonas y Prefacios segun la clase de la solemnidad: igualmente la música, (y permitiéndome hablar con mas propiedad), el director de la Capilla en su distributiva economía, adquirida con una educación profesional formada desde los nueve años de su edad a la sobra del Templo: instruido lo suficientemente en todo lo concerniente al empleo que obtiene, y que antes de su ingreso a la Capilla deploró y reclamó por el mismo órgano que hoi se le increpa [Revista Católica 22 agosto de 1846], el remedio de incursiones verdaderamente abusivas, ¿podrá ser inconsecuente a su educación, a su intelijencia y simpatías? De ningun modo.
Antes de mi ingreso a la capilla se ha cantado en una fiesta del 18 de setiembre, la mayor y mas notable parte del Gloria in excelsis, no una imitacion sino los mismos trozos del Guillermo Tell, y nadie impugnó este abuso: por el contrario, le prodigaron aplausos; porque no sabemos cual sea la misteriosa causa de haber hombres tan felices, cuyos vicios se les tengan por virtudes, y otros tan desgraciados cuyas virtudes se les tengan por vicios. Entiéndalo el que pueda. [...]
No se diga pues, que un espíritu de reprension o de vanidad altanera ha dirijido mi pluma en la formacion de estas líneas, No; y hablando en el lleno de la verdad y con la franqueza que me es característica, el crédito de la capilla consignada a mi cuidado, es el único y esclusivo objeto que me ha estimulado y me estimulará, siempre que inmerecidamente se le de ataque. Porque, parar desapercibido un denuncio tal, pintado con los colores de una indudable verdad, y grabado en las columnas de un periódico de alto concepto, seria la tácita confirmacion de un errado juicio, que volando mas allá de los confines del Estado, se creeria que en la Iglsia Metropolitana de Santiado de Chiel (cuya decorosa circunspeccion es historialmente conocida,) se invierte el órden de los cantos sagrados, con desdoro del culto divino; y por consiguiente, degradada la intelijencia profesional y conducta administrativa de,
José B. Alcedo
2. El Ferrocarril, 22/02/1856
[Mi respuesta a] las asiduas investigaciones de varios señores seminaristas, procurando noticiarse de diferentes profesores, si habria tenido algo de teatral lo cantado en la funcion de la Purísima Concepcion. Pero como las contestaciones fuesen por la negativa, no faltó uno de aquellos caballeros que deseando saber la verdad de persona mas fidedigna, se fué a la librería del señor Morel preguntando por el señor Zapiola, i agregando que queria le dijese si hubo alguna cosa de ópera en la festividad indicada. […] Dos son los puntos cuestionados, que han escandalizado a mi escrupuloso contendor:
1° La version de Motetes en idioma nacional.
2° La caprichosa i desatinada porfia de haber sido teatral lo cantado en la espresada funcion.
Respecto a lo primero, respetables son sin duda alguna las prescripciones Pontificias, i los decretos de la S.C. de Ritos en que se prohiben los cantos sagrados en idioma vulgar; pero tambien es verdad, que en muchos puntos de rúbricas i ceremonias, hai sus escepcionalidades, en que sin despreciar lo prescrito, tiene cada Iglesia sus usos y costumbres particulares; i asi se encuentra en muchos casos, que en seguida de un mandato se leen estas palabras: more solito; es decir, segun el uso acostumbrado. Por esto es que la Iglesia española, que (dígase lo que se quiera), ha sido la mas observante en materias litúrjicas, ha usado indiferentemente los Graduales contenidos en el Misal, o Motetes i Villancicos en idioma vulgar, principalmente en la festividad de la Purisima Concepcion i en la noche de Navidad. De esta Iglesia nuestra normal i primitiva Metrópoli, se nos han transmitido ritos, usos i costumbres; por cuya razon el archivo musical de nuestra Arquidiócesis consta de tiempo atras, como yo lo he recibido, que a escepcion de lo relativo a Semana Santa, Difuntos, Salmos vesperarios; Te Deum, Sacris Solemniis, Tota Pulchra, i algunos humnos, todo el servicio de funciones para el Santísimo SAcramento i las festividades particulares es en idioma vulgar. Siendo lo mas admirable, que mi devoto articulista se haya escandalizado de oir un solo Motete en español en los Maitines, i no haya dicho una sola palabra oyendo diariamente en todas las demas Iglesias los cantos en este idioma; i aun mas admirable que mostrándose escrupuloso observador de tales prescripciones i austero represor de sus infracciones, no se hayan movido sus labios en reprension ni consejo a la hermandad que se dice de Jesus, cuando han cantado los Maitines del oficio Parvo en lengua vulgar en la Iglesia de la Compañía, contra las prohibiciones que él mismo cita. I últimamente ¿por qué no ha levantado la voz amonestando a los cantores del Seminario, donde cantan canciones en idioma vulgar, de aquella coleccion titulada El mes de Maria; i donde posponiendo el aprendizaje del canto-llano preceptuado por el Tridentino, si alguna vez son obligados a cantarlo, invierten el órden haciendo 3as i 6as como se oyó en el himno Vexilla Regis, contra cuyas versiones han declamado los Santos Padres? Pues señor mio, sensible es verlo a U. en el número de los insertos en aquel adajio:
Lo que hacen otros es malo,
Mas lo que hacemos mui bueno,
Nadie se ve la viga en su ojo,
Si, la paja en ojo ajeno...
Vamos a otra cosa.
El segundo objeto de ofension a los piadosos oidos de mi erudito i religioso crítico, es lo que no ha probado ni probará jamás; cuya repeticion sin pruebas importa a un vínculo vicioso: es profana porque es teatral i es teatral porque es profana. A este propósito, señor mio, por si otra vez se le ofrece una cuestion semejante i no sea U. equivocado en su juicio, le daré la regla calificadora de un canto impropio del templo. Una música se dice profana i aun infanda, cuando sea:
1.° Un trozo estraido de alguna ópera o pieza teatral, aunque esté honestado con palabras sagradas; i si no es de canto que manifieste el período de alguna escena.
2.° Que sea saltante, o indicativa de danza.
3.° Que sea jocosa, en cuyo caso es ridícula.
4.° Cuando en el lenguaje de su melódica combinacion tenga tendencias lúbricas.
Dígame ahora el escrupuloso reformista, si tenían algunas de las predichas cualidades las piezas exhibidas en la funcion a que me refiero. La música es la ciencia de conmover los afectos; mas su influencia será nula, si la composicion no es significativa de las palabras, i adecuada a la solemnidad. Asi lo enseña el P.S. Agustin; i siguiendo esta doctrina el sapientísimo Atanasio Kircher, esponiendo las condiciones de una música ad hoc: la primera (dice), es, que el tema o fundamento de la composicion sea propio a conmover el afecto; i la última, que el perito maestro de capilla sepa aplicarla en lugar i tiempo oportuno. Sin embargo a esta adecuacion, a esta aplicacion de lo conveniente en que consiste el mejor resultado en todas las cosas, le llaman moda, i pretenden aparentar ser opuesto a ella los que esclusivamente no siguen otros modelos que los usos de aquel pais que tiene la moda por carácter i la variacion por sistema. En aquella festividad se trataba de una funcion demostrativa de alegría i regocijo; i si se hubiese vertido una música circunspecta i nada análoga con tal solemnidad, como parecen demandarla los espíritus tétricos i faltos del verdadero criterio, habríamos transformado en luto cubriendo de oscuro velo la magnificencia de tan glorioso dia. ¿Qué cosa, pues, ha podido escandalizar al relijioso esposito, i a las jentes que él llama intelijentes i piadosas? ¿Es acaso lo que muchos han interpretado ser la concurrencia de la grande orquesta, i haber cantado dos líricos? Mucho sentiría que personas de erudicion consonasen en el tema vulgar de que la música es impropia del templo; i si porque el teatro se la ha apropiado consultando sus conveniencias, se dice ser una propiedad de él, esclúyase también la gran iluminacion, las magnificas i brillantes vestiduras i juntamente los órganos, puesto que el teatro usa igualmente estos elementos; i hé aquí que con santo celo i piadosa reforma, habremos desnudado al templo de Dios de cuanto le es propio i forma su engrandecimiento; nivelándolo con los de los anabaptistas i presbiterianos, i aun con las sinagogas […].
Finalmente, creo que como amante de la justicia i la verdad, no os será enfadoso lo espuesto en las presentes líneas; que solo tienen por objeto la defensa del inmarcesible honor de la Iglesia de cuyo servicio me honro, del puesto que cuidadoso ocupo, i aun de U. mismo; pues siendo un chileno el que habla difamante detraccion de su Iglesia, no hace otra cosa que arrojar una piedra a lo alto para que le caiga encima. Advirtiendo, que no redargüirá mas sobre estas materias ya bastante dilucidadas, en las que ha llenado su justo deber,
José B. Alzedo.
1. El Mercurio, 21/12/1855
[...] Estos [motetes], como igualmente todo lo que se ha exhibido en la fiesta el 8 (a escepcion del Te Deum) ha sido esclusivamente trabajo del director de la Capilla, en cuyas obras no se encuentra una sola frase sustraida de alguna ópera; y en prueba de esta verdad, reclamo, no el testimonio del redactor del artículo, cuya falta de conocimiento en su juicio, sino el de mis colegas, cuya continua asistencia al teatro lírico los autoriza para estas calificaciones mejor que el que, como yo, asiste mui rara vez.
Lejos estoi de creer que una intencion siniestra y dañosa haya dictaminado mi conducta en la administracion del honroso empleo que con escrupulosidad sirvo; y, a decir verdad, el piadoso redactor como otros muchos, cuando oyen algun canto que saliendo de cierta rutina lisonjea de algun modo el sentido, levantan el grito diciendo ser estracciones de cantos profanos, lo que no es otra cosa que el estilo contemporáneo. Estas reclamaciones han sido desde tiempo inmemorial el tema de los que , careciendo de un fundado criterio, juzgan solamente por mera inferencia. ¡Cuál es el tipo normal de estos cantos? ¿A quién le ha revelado el Espíritu Santo serle agradable a las insipideces? Es verdad que siendo la música el idioma de todos los afectados del corazon humano, y aun de todo ser viviente, ella, en su vasta y encantadora elocuencia, sabe, semejante a la oratorio, manifestar y conmover con la afluencia de sus regulados sonidos, tanto el afecto de alegría, como el de tristeza, el de ira y el devoto, etc. Mas en este último, encaminándose por las mismas vias demarcadas por la Santa Iglesia; que en toda su liturjia aplica diversas melodías en Salmos, Antífonas y Prefacios segun la clase de la solemnidad: igualmente la música, (y permitiéndome hablar con mas propiedad), el director de la Capilla en su distributiva economía, adquirida con una educación profesional formada desde los nueve años de su edad a la sobra del Templo: instruido lo suficientemente en todo lo concerniente al empleo que obtiene, y que antes de su ingreso a la Capilla deploró y reclamó por el mismo órgano que hoi se le increpa [Revista Católica 22 agosto de 1846], el remedio de incursiones verdaderamente abusivas, ¿podrá ser inconsecuente a su educación, a su intelijencia y simpatías? De ningun modo.
Antes de mi ingreso a la capilla se ha cantado en una fiesta del 18 de setiembre, la mayor y mas notable parte del Gloria in excelsis, no una imitacion sino los mismos trozos del Guillermo Tell, y nadie impugnó este abuso: por el contrario, le prodigaron aplausos; porque no sabemos cual sea la misteriosa causa de haber hombres tan felices, cuyos vicios se les tengan por virtudes, y otros tan desgraciados cuyas virtudes se les tengan por vicios. Entiéndalo el que pueda. [...]
No se diga pues, que un espíritu de reprension o de vanidad altanera ha dirijido mi pluma en la formacion de estas líneas, No; y hablando en el lleno de la verdad y con la franqueza que me es característica, el crédito de la capilla consignada a mi cuidado, es el único y esclusivo objeto que me ha estimulado y me estimulará, siempre que inmerecidamente se le de ataque. Porque, parar desapercibido un denuncio tal, pintado con los colores de una indudable verdad, y grabado en las columnas de un periódico de alto concepto, seria la tácita confirmacion de un errado juicio, que volando mas allá de los confines del Estado, se creeria que en la Iglsia Metropolitana de Santiado de Chiel (cuya decorosa circunspeccion es historialmente conocida,) se invierte el órden de los cantos sagrados, con desdoro del culto divino; y por consiguiente, degradada la intelijencia profesional y conducta administrativa de,
José B. Alcedo
2. El Ferrocarril, 22/02/1856
[Mi respuesta a] las asiduas investigaciones de varios señores seminaristas, procurando noticiarse de diferentes profesores, si habria tenido algo de teatral lo cantado en la funcion de la Purísima Concepcion. Pero como las contestaciones fuesen por la negativa, no faltó uno de aquellos caballeros que deseando saber la verdad de persona mas fidedigna, se fué a la librería del señor Morel preguntando por el señor Zapiola, i agregando que queria le dijese si hubo alguna cosa de ópera en la festividad indicada. […] Dos son los puntos cuestionados, que han escandalizado a mi escrupuloso contendor:
1° La version de Motetes en idioma nacional.
2° La caprichosa i desatinada porfia de haber sido teatral lo cantado en la espresada funcion.
Respecto a lo primero, respetables son sin duda alguna las prescripciones Pontificias, i los decretos de la S.C. de Ritos en que se prohiben los cantos sagrados en idioma vulgar; pero tambien es verdad, que en muchos puntos de rúbricas i ceremonias, hai sus escepcionalidades, en que sin despreciar lo prescrito, tiene cada Iglesia sus usos y costumbres particulares; i asi se encuentra en muchos casos, que en seguida de un mandato se leen estas palabras: more solito; es decir, segun el uso acostumbrado. Por esto es que la Iglesia española, que (dígase lo que se quiera), ha sido la mas observante en materias litúrjicas, ha usado indiferentemente los Graduales contenidos en el Misal, o Motetes i Villancicos en idioma vulgar, principalmente en la festividad de la Purisima Concepcion i en la noche de Navidad. De esta Iglesia nuestra normal i primitiva Metrópoli, se nos han transmitido ritos, usos i costumbres; por cuya razon el archivo musical de nuestra Arquidiócesis consta de tiempo atras, como yo lo he recibido, que a escepcion de lo relativo a Semana Santa, Difuntos, Salmos vesperarios; Te Deum, Sacris Solemniis, Tota Pulchra, i algunos humnos, todo el servicio de funciones para el Santísimo SAcramento i las festividades particulares es en idioma vulgar. Siendo lo mas admirable, que mi devoto articulista se haya escandalizado de oir un solo Motete en español en los Maitines, i no haya dicho una sola palabra oyendo diariamente en todas las demas Iglesias los cantos en este idioma; i aun mas admirable que mostrándose escrupuloso observador de tales prescripciones i austero represor de sus infracciones, no se hayan movido sus labios en reprension ni consejo a la hermandad que se dice de Jesus, cuando han cantado los Maitines del oficio Parvo en lengua vulgar en la Iglesia de la Compañía, contra las prohibiciones que él mismo cita. I últimamente ¿por qué no ha levantado la voz amonestando a los cantores del Seminario, donde cantan canciones en idioma vulgar, de aquella coleccion titulada El mes de Maria; i donde posponiendo el aprendizaje del canto-llano preceptuado por el Tridentino, si alguna vez son obligados a cantarlo, invierten el órden haciendo 3as i 6as como se oyó en el himno Vexilla Regis, contra cuyas versiones han declamado los Santos Padres? Pues señor mio, sensible es verlo a U. en el número de los insertos en aquel adajio:
Lo que hacen otros es malo,
Mas lo que hacemos mui bueno,
Nadie se ve la viga en su ojo,
Si, la paja en ojo ajeno...
Vamos a otra cosa.
El segundo objeto de ofension a los piadosos oidos de mi erudito i religioso crítico, es lo que no ha probado ni probará jamás; cuya repeticion sin pruebas importa a un vínculo vicioso: es profana porque es teatral i es teatral porque es profana. A este propósito, señor mio, por si otra vez se le ofrece una cuestion semejante i no sea U. equivocado en su juicio, le daré la regla calificadora de un canto impropio del templo. Una música se dice profana i aun infanda, cuando sea:
1.° Un trozo estraido de alguna ópera o pieza teatral, aunque esté honestado con palabras sagradas; i si no es de canto que manifieste el período de alguna escena.
2.° Que sea saltante, o indicativa de danza.
3.° Que sea jocosa, en cuyo caso es ridícula.
4.° Cuando en el lenguaje de su melódica combinacion tenga tendencias lúbricas.
Dígame ahora el escrupuloso reformista, si tenían algunas de las predichas cualidades las piezas exhibidas en la funcion a que me refiero. La música es la ciencia de conmover los afectos; mas su influencia será nula, si la composicion no es significativa de las palabras, i adecuada a la solemnidad. Asi lo enseña el P.S. Agustin; i siguiendo esta doctrina el sapientísimo Atanasio Kircher, esponiendo las condiciones de una música ad hoc: la primera (dice), es, que el tema o fundamento de la composicion sea propio a conmover el afecto; i la última, que el perito maestro de capilla sepa aplicarla en lugar i tiempo oportuno. Sin embargo a esta adecuacion, a esta aplicacion de lo conveniente en que consiste el mejor resultado en todas las cosas, le llaman moda, i pretenden aparentar ser opuesto a ella los que esclusivamente no siguen otros modelos que los usos de aquel pais que tiene la moda por carácter i la variacion por sistema. En aquella festividad se trataba de una funcion demostrativa de alegría i regocijo; i si se hubiese vertido una música circunspecta i nada análoga con tal solemnidad, como parecen demandarla los espíritus tétricos i faltos del verdadero criterio, habríamos transformado en luto cubriendo de oscuro velo la magnificencia de tan glorioso dia. ¿Qué cosa, pues, ha podido escandalizar al relijioso esposito, i a las jentes que él llama intelijentes i piadosas? ¿Es acaso lo que muchos han interpretado ser la concurrencia de la grande orquesta, i haber cantado dos líricos? Mucho sentiría que personas de erudicion consonasen en el tema vulgar de que la música es impropia del templo; i si porque el teatro se la ha apropiado consultando sus conveniencias, se dice ser una propiedad de él, esclúyase también la gran iluminacion, las magnificas i brillantes vestiduras i juntamente los órganos, puesto que el teatro usa igualmente estos elementos; i hé aquí que con santo celo i piadosa reforma, habremos desnudado al templo de Dios de cuanto le es propio i forma su engrandecimiento; nivelándolo con los de los anabaptistas i presbiterianos, i aun con las sinagogas […].
Finalmente, creo que como amante de la justicia i la verdad, no os será enfadoso lo espuesto en las presentes líneas; que solo tienen por objeto la defensa del inmarcesible honor de la Iglesia de cuyo servicio me honro, del puesto que cuidadoso ocupo, i aun de U. mismo; pues siendo un chileno el que habla difamante detraccion de su Iglesia, no hace otra cosa que arrojar una piedra a lo alto para que le caiga encima. Advirtiendo, que no redargüirá mas sobre estas materias ya bastante dilucidadas, en las que ha llenado su justo deber,
José B. Alzedo.